Soy partidario de la filosofía llamada “Design for All”. Esto significa que practico un diseño inclusivo, centrado en las personas y con vocación eco-social. Nuestro compromiso puede sintetizarse en 5 puntos:

— Diverso. El diseño debe respetar y celebrar la diversidad. Los iconos, fotografías, lenguaje visual y textual pondrán especial atención en considerar y visibilizar a los colectivos tradicionalmente invisibilizados y en facilitar el uso funcional a personas con dificultades sensoriales o de movilidad. Un público objetivo definido no es excusa para excluir a quien es diferente.

— Saludable. El producto o servicio (y por extensión todo el proceso de diseño, promoción y comercialización) nunca debe constituir un riesgo para la salud. Nos inhibimos de diseñar estrategias que provoquen consumos impulsivos y conductas adictivas.

— Sostenible. La difusión de cualquier campaña, en papel o digital, tiene repercusiones en los recursos naturales. Procuramos reducir los residuos, utilizar materiales sostenibles y diseñar con la economía circular como aspiración (y sabemos que estamos muy lejos de esos objetivos).

— Funcional. El diseño sirve para encontrar soluciones a necesidades reales, no para crear nuevas. Aspiramos a mejorar la accesibilidad en todos los aspectos. Facilitar el uso de información compleja a menores de edad o tamaños de letra grandes para personas mayores, por ejemplo.

— Apropiado. El diseño tiene fama de encarecer los productos al modificar superficialmente su estética. Nos oponemos a esa tergiversación del valor añadido. Apostamos por la «tecnología apropiada» y el principio de «Lo pequeño es hermoso».